Gestión del Banco

El Banco de Semillas de la Serranía de Ronda se comporta como un centro custodio y dinamizador de las variedades hortícolas que han sido cultivadas tradicionalmente y de forma continuada en la comarca natural de las sierras de Ronda.

El objetivo del Banco de Semillas es conservar, recuperar y promover la herencia agrogenética que la Serranía de Ronda todavía preserva. Para este objetivo trabajamos bajo algunos principios: 

  • El Banco de Semillas es de carácter local y no tiene intención de crecer más allá de la frontera natural de la Serranía de Ronda.
  • Ciencia agroecológica con, por y para la gente. El posicionamiento del banco es simple, se nutre del saber campesino y de la información de los agricultores/as, para posteriormente devolvérsela ampliada y reforzada. Así como, de la validación científica.
  • Mutuo aprendizaje. Se pretende formalizar una especie de “estudiar juntos”, donde se fomente la formación y la extensión de agricultor/ra.
  • Las bases para producir localmente los alimentos necesarios para la población cercana pasan por la producción de variedades adaptadas a las condiciones agrícolas de la comarca.
  • Apoyo a productores locales en la diversificación de cosechas, ampliar producciones y mitigar riesgos en los cultivos.
  • Desarrollo de variedades, su mejora y caracterización colectiva. 
  • Las variedades locales solo sobrevivirán a la extinción si se las dota de uso, valoración y ventajas frente a las variedades comerciales.

El trabajo de recuperación se ha realizado de forma intensiva durante 5 meses. Durante ese periodo se han recogido muestras de semillas de variedades hortícolas que ahora se encuentran bajo custodia en el Banco de Semillas. Esta colección se ha dividido en dos para satisfacer los objetivos y necesidades estratégicas del Banco. Por un lado tenemos la colección de seguridad, que permanece custodiada bajo condiciones ambientales controladas, y cuyo propósito es mantener una cantidad pequeña de semillas exclusivamente para su conservación. De mayor tamaño es la colección dinámica, que es la que utilizamos para dinamizar y promover el cultivo de variedades locales en la zona. Ésta colección más móvil y activa es la que soporta los intercambios, las cesiones y los préstamos de semillas para aquellas personas que deciden apadrinar una variedad local.

La colección de seguridad es una forma “ex situ” de conservación, donde las variedades locales se conservan ajenas a su espacio productivo guardadas bajo condiciones vigiladas. No obstante, el Banco dispone de una red de custodios de semillas en finca, la cual protagoniza el principal pilar para la conservación “in situ”, o en finca. Estas variedades igualmente sometidas a un proceso de conservación, permanecen en el propio espacio productivo siendo controladas y caracterizadas por agricultores/as estratégicamente seleccionados/as y por los propios técnicos del Banco de Semillas.

Por otro lado, el Banco de Semillas realiza plantaciones de forma independiente con el propósito de aumentar la cantidad de semillas las variedades más representativas. Este proceso de multiplicación de semillas vuelve a nutrir al banco y éste suministra nuevas semillas a aquellos agricultores/as que así lo deseen.

También es propósito para el Banco de Semillas realizar campañas puntuales de sensibilización y concienciación sobre la idoneidad y sobre las características organolépticas avanzadas de estas variedades.

Por último, un aspecto esencial y comprometido del Banco es el proceso de captación de semillas y la catalogación de las nuevas variedades encontradas. En el marco de esta actividad hay que remarcar que al Banco no le interesa recopilar todas las semillas que los interesados/as nos puedan donar. El porqué es razonable, puede darse el caso de que alguien motivado por apoyar el proyecto, y de forma generosa, done semillas que no hayan sido cosechadas o producidas de manera óptima, o que sus variedades se hayan polinizado con especies no deseada. En definitiva, todo un sinfín de características y eventualidades que hay que revisar constantemente en el apasionante mundo de las semillas.

¿Qué semillas recogemos?

Para el proceso de recogida, hay varios elementos que consideramos primordiales y son los elementos que definen las variedades que tenemos recogidas en el Banco:

  • que de alguna forma, las variedades puedan certificarse como antiguas, que se hayan sembrado y cultivado en el territorio de forma continuada desde tiempos antiguos hasta nuestros días.
  • que provengan de agricultores/as con reconocida experiencia para que dichas semillas tengan todo tipo de garantías de pureza y altos porcentajes de viabilidad.
  • que no hayan sido sometidas al riesgo de la hibridación con otras especies, sobre todo con líneas  provenientes de casas comerciales.
  • que sean cosechadas de variedades de líneas puras y que las semillas cosechadas originen especímenes con características similares a sus progenitores.
  • que se les conozca un uso, aplicación o aprovechamiento tradicional en el territorio.
  • que su forma de manejo y características de cultivo sean conocidas.
  • que generen frutos reconocibles como tradicionales tanto en forma, color y patrones organolépticos.

¿Cómo funcionan los otros bancos de semillas?

Existe un amplio debate alrededor de los Bancos de Semillas sobre su costosa gestión, idoneidad, captación de fondos y, entre otras el destino de las propias semillas.

  • Gestión. Mientras existe un acalorado debate sobre la viabilidad de las colecciones ex situ, frente a las posibilidades y potencialidades de la conservación in situ (debido principalmente a la falta de evolución de las especies custodiadas en condiciones estables, aisladas asépticamente de las condiciones cambiantes de la naturaleza), cada vez más aparecen nuevas instituciones de este tipo. Por norma general su gestión es compleja, costosa y muy tecnificada, lo que confiere cierta incertidumbre a la conservación en cuanto comienzan tiempos de crisis o inestabilidad económica. Estos bancos tienden a promover la conservación exclusivamente ex situ, la cual necesita de constantes y continuos cambios de colecciones, mantenimiento de instalaciones, continuos test de germinación, renovación de unidades, etc.
  • Idoneidad. Muchas son las voces que se alzan en contra de los sistemas exclusivos de conservación ex situ, puesto que las variedades cultivables requieren de muchos aspectos más allá de la exclusiva tenencia de la semilla. Los bancos de semillas almacenan miles de variedades pero poco ahondan en los factores cruciales a la hora de enfrentarse a su cultivo como son: los conocimientos sobre el manejo y datos edafo-climáticos y estacionales relacionados con las características agronómicas de dichas variedades. Eso sin redundar en lo explicado anteriormente en relación a la asepsia a la que se ven sometidas las semillas en dichos bancos, y el frenado en seco que se produce en el complejo proceso de continua adaptación climática.
  • Destino de las semillas. En muchas ocasiones las semillas que han sido donadas altruistamente a los bancos son utilizadas en centros de investigación para servir de base a los fitomejoradores que, posteriormente, desarrollarán patentes sobre variedades producidas a partir de éstas. Si a esto adicionamos que a los agricultores/as de muchísimas partes del planeta se les exige comprar y documentar la procedencia de las semillas que cultivan, sin estar permitido el almacenamiento propio de éstas y su intercambio, la construcción del futuro negocio está asegurado para las empresas desarrolladoras de variedades. Frente a lo que cabe pensar, los agricultores/as del mundo han desarrollado formas evolucionadas de mejora genética y de forma cooperativa a través de intercambios. Este proceso de coevolución universal humano-planta y, el altruista proceso de selección de variedades se ha y se está enfrentado con el mercado ultra-neoliberal y sus perversos procedimientos.
  • Procedencia de los fondos. Mucho se especula sobre esta cuestión, hablándose incluso de la existencia de determinados lobbies de poder que gobiernan el futuro de las semillas, que generan legislación, y que diseñan futuros escenarios para la agricultura del siglo XXI en países emergentes. La controversia está servida cuando socialmente se conoce que ciertas fundaciones, grupos de empresas y thinktanks (grupos de pensamientos), establecen hojas de ruta, producen legislación y consolidan los cimientos de lo se ha dado en llamar la  “cuarta revolución verde”. 

Ciertas instituciones y bancos de semillas nacen con el ambiguo y pseudoaltruista objetivo de almacenar la vida de las especies coleccionadas en forma de semillas, para luego poder ofrecerla intacta en los momentos en que fuese necesaria su utilización; pero en realidad, su intérés es beneficiarse del almacenado y favorecer los mecanismos utilizados por las empresas que privatizan y patentan la vida.

Los primeros se benefician de la venta de semillas (directamente), o de los convenios de colaboración firmados (indirectamente); los segundos encuentran un almacén inagotable de genes con los cuales experimentar la manera de atraer los mercados, seducir a los agricultores y a la vez crear dependencias inquebrantables.

Este momento es único en la historia de la humanidad, por un lado corporaciones internacionales intentan, confabuladas con estados soberanos, apropiarse de las semillas que históricamente los campesinos/as y agricultores/ras han desarrollado año tras año en sus parcelas de cultivo, aquellas que tan sabiamente han sido mejoradas, aquellas que tan amable y desinteresadamente han sido intercambiadas, aquellas que han alimentado a los pueblos año tras año, hasta nuestros días.

Por otro lado, los estados fomentan la proliferación de Bancos de Semillas Institucionales que alberguen ex situ (fuera de la parcela de cultivo) la biodiversidad de la región o incluso del planeta. Estas instituciones son y actúan como parte de la maquinaria necesaria que los desarrolladores de variedades (que trabajan para las multinacionales del agronegocio) utilizan para generar sus patentes de semillas que posteriormente servirán para prohibir la siembra, el intercambio o la cosecha de dichas variedades, que anteriormente habían sido cedidas de forma altruista a dichos bancos.

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