ÁREA DE CULTURA EMPRENDEDORA

Dibujo de mujer rural usando aplicaciones.

El grave problema al que se enfrentan las comunidades rurales es la falta de recursos para desempeñar una vida laboral digna y duradera, que permita un mínimo de cohesión. Las personas mayores, el casi extinguido e histórico campesinado, no se extraña porque siempre han estado en crisis permanente en cualesquiera de las épocas históricas.

De ahí su capacidad de entendimiento con la naturaleza desde las claves de supervivencia que les ha dado el saber hacer de la agri(cultura) y la perdurabilidad, a pesar de todas las dificultades milenarias: la gestión de la autosuficiencia alimentaria en situaciones de extrema pobreza, les ha permitido sostenerse a lo largo de los siglos y ser el pilar de la sociedad nutricia.

Hecho este, inexplicablemente, no solo reconocido socialmente, sino todo lo contrario: con el proceso de urbanización del siglo XIX la población rural ha sido estigmatizada la pérdida de valor del estatus agrícola, profesión imprescindible para la vida (salud) de cualquier ser humano. Siempre estuvieron ligados a una cultura de la iniciativa agropecuaria, donde la creatividad y el riesgo por los ciclos agrícolas marcaban una forma de vida con afán. Les iba la vida.

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Por otro, la juventud no tiene grandes estímulos para un empleo digno y estable, la inercia y el sistema educativo los expulsa fuera de su territorio; los que se queda viven satisfactoriamente con trabajos eventuales asociados al cobro de ayudas en forma de subsidios.

 

Producto de la presión ideológica se han incorporado a las ventajas y oportunidades2 del progreso de la sociedad del bienestar social: acceso a los servicios públicos gratuitos, movilidad- automoción, comunicación (tv-internet), entreguismo a la cultura de la marca (diseño en el vestir, aficiones y otros), diferenciación del tiempo de trabajo-tiempo de ocio, cultura del espectáculo versus iniciativa social, etc.

 

Sus motivaciones, influenciadas por esta dinámica posmoderna del ámbito urbano, así como, por la carencia productivas señaladas, hace que su desarrollo laboral tome otras determinaciones y busque en el perímetro del lugar procedencia, adscritos a entorno urbanos su futuro económico.

 

Además de cultivar sus aprendizajes en un modelo educativo donde la creatividad y la autogestión velan por su ausencia, en líneas generales.

 

Ante esta situación la responsabilidad de generar cambios evidentes para la perdurabilidad de una vida rural desde la promoción de la iniciativa desde las primeras edades, la inserción sociolaboral, el autoempleo y la cultura rural emprendedora y sostenible, debe ser asumida desde la competencia y el impulso del propio medio rural. Sin esta visión construida desde una experiencia histórica agraria y con lazos emocionales de arraigo en el territorio es difícil emprender esta tarea. Sin dejar de considerar a las personas de índole neorrural que traen actitudes, valores y disposición para integrarse y recrear una nueva sociedad rural de orden ‘aldeano-cosmopolita’.

 

Entre ambos polos se encuentra lo que para nosotros puede ser una de las clavescomo vía intermedia: la economía social, solidaria y de prisma ecológico. Una manera de enfrentarse a los procesos de producción desde una óptica donde los valores humanos, la cooperación y las relaciones equilibradas con el medio ambiente han de estar por encima de los del crecimiento indefinido y el beneficio. Una economía a escala humana.

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